A Coruña y sus 4+1 mujeres más icónicas

Nunca antes me habían presentado una ciudad en femenino. Pero eso hicieron al inicio de la visita guiada en el centro de la Plaza María Pita: empezar el relato con cuatro mujeres icónicas de A Coruña.

El Ayuntamiento de A Coruña empieza presentándose en femenino: en lo alto de su fachada, cuatro figuras femeninas simbolizan las provincias gallegas —A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra—. Una forma de representar el territorio a través de mujeres, como si anticiparan lo que ocurre dentro. Porque en el interior, desde 1918, son también cuatro mujeres reales —esta vez con nombres y con historia— las que presiden el techo del salón de plenosY no están de adorno. Están ahí por lo que hicieron y por lo que representan.

No es común ver mujeres presidiendo edificios institucionales. Pero aquí sí. Y no son símbolos genéricos, sino nombres concretos, con trayectorias muy distintas y algo en común: marcaron la historia femenina de España.

Rosalía, Emilia, María, Concepción

Rosalía de Castro (1837–1885) fue poeta y dio voz a los gallegos, especialmente a las mujeres. Escribió sobre la emigración, la tristeza, la pobreza y la fuerza de la vida cotidiana. Lo hizo en gallego, cuando muchos consideraban que no era una lengua digna para la literatura. En sus versos está el dolor de tantas mujeres que se quedaron solas mientras los hombres partían. Leyéndola hoy, muchas cosas siguen sonando actuales.

Emilia Pardo Bazán (1851–1921) fue una adelantada a su tiempo. Escritora, periodista, pensadora. Defendió el derecho de las mujeres a la educación, a opinar, a tener independencia. Reclamó su espacio en la Real Academia Española —y no se lo dieron—, pero no dejó de escribir ni de discutir con quienes la querían callada. No encajaba en lo que se esperaba de una mujer de su época. Le dio igual.

María Pita (1565–1643), vecina de A Coruña, cogió una lanza y salió a defender su ciudad cuando los ingleses la atacaron en 1589. Gritó “Quen teña honra, que me siga”, y la siguieron. No era militar ni política. Era una mujer cualquiera, pero se convirtió en símbolo. A veces la historia se escribe desde el coraje espontáneo de una vecina.

Concepción Arenal (1820–1893) fue una de las grandes pensadoras sociales del siglo XIX. Se coló en la universidad vestida de hombre porque no se permitía a las mujeres estudiar Derecho. Desde entonces no dejó de cuestionar las normas. Escribió sobre justicia, pobreza, educación y derechos de las mujeres. Fue pionera en el trabajo social y defensora de las presas y de los más vulnerables. Creía que la educación podía cambiarlo todo. Y tenía razón.

Y añadiendo una quinta a la que no quiero olvidar a pesar de que no este representada: Isabel Zendal (1773–1811), enfermera. Participó en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna a comienzos del siglo XIX. La vacuna se trasladó viva, en brazos de 22 niños huérfanos. Isabel fue la única mujer del grupo y se encargó de cuidar de ellos durante toda la travesía. Sin ella, quizá la historia de la salud pública habría sido otra. Su nombre quedó olvidado durante mucho tiempo. Hoy por fin empieza a ocupar el lugar que merece.

Visibles, por fin

Verlas ahí arriba, en lo alto del edificio, me alegró. Aún no es lo habitual. La mayoría de las veces, las calles llevan nombres de hombres, las estatuas son de soldados o políticos, y las mujeres están escondidas en los libros o en placas que casi nadie lee.

Pero en A Coruña, están bien visibles. No como homenaje vacío, sino como recordatorio de lo que hicieron. Y también como ejemplo de todo lo que queda por reconocer. 

El lugar donde ponemos las cosas importa. Subirlas al tejado, o al techo del salón de plenos, no es solo una decisión estética. Es una forma de decir: aquí estuvieron, aquí están, y no se olvidan.

Gracias, A Coruña

Gracias por hacerlas visibles.

Por recordar que una ciudad también se construye con historias de mujeres.

Por ponerlas donde se vean, sin darles solo un rincón.

Quizá deberíamos fijarnos más en quién está presente cuando paseamos por una ciudad, y preguntarnos quién aparece y quién falta.

Yo seguiré con la vuelta al mundo de Camu·Camu, hablando con mujeres sobre sus casas, sus rutinas y sus vidas. Pero no quería dejar de investigar un poco sobre estas cuatro mujeres valientes y este gesto de A Coruña. Porque habla de reconocimiento. Porque los espacios también cuentan cosas.Y porque mirar hacia arriba ese día fue, sin duda, mirar hacia una parte de la historia que muchas veces no se cuenta.

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